Einstein y sus cosas

Siempre me ha fascinado la rapidez mental que tiene algunos para dar la respuesta exacta y acertada, en el momento preciso, y uno de ellos es Albert Einstein, por eso aquí he recopilado de diferentes sitios de Internet algunas de las replicas mas conocidas del famoso físico.

-Un periodista y le pregunta a Einstein“¿Me puede Ud. explicar la Relatividad?” y Einstein le contesta “¿Me puede Ud. explicar cómo se fríe un huevo?”. El periodista lo mira extrañado y le contesta “Pues, sí, sí que puedo”, a lo cual Einstein replica “Bueno, pues hágalo, pero imaginando que yo no sé lo que es un huevo, ni una sartén, ni el aceite, ni el fuego”.

-Durante el Nazismo Einstein, a causa de ser judío, debió de soportar una guerra en su contra con el fin de desprestigiar sus investigaciones. Uno de estos intentos se dio cuando se compilaron las opiniones de 100 científicos que contradecían a las de Einstein, editadas en un libro llamado “Cien autores en contra de Einstein”. A esto Einstein respondió: “¿Por qué cien? si estaría errado haría falta solo uno”.

-En una conferencia que Einstein dio en el Colegio de Francia, el escritor francés Paul Valery le preguntó: Profesor Einstein, cuando tiene una idea original, ¿qué hace? ¿La anota en un cuaderno o en una hoja suelta? A lo que Einstein respondió: Cuando tengo una idea original no se me olvida.

-En una reunión social Marilyn Monroe se cruzó con Albert Einstein, ésta le sugirió lo siguiente: “Que dice profesor, deberíamos casarnos y tener un hijo juntos. ¿Se imagina un bebe con mi belleza y su inteligencia?”, Einstein muy seriamente le respondió: “Desafortunadamente temo que el experimento salga a la inversa y terminemos con un hijo con mi belleza y su inteligencia”.

y ahora...

Se cuenta que en los años 20 cuando Albert Einstein empezaba a ser conocido por su teoría de la relatividad, era con frecuencia solicitado por las universidades para dar conferencias. Dado que no le gustaba conducir y sin embargo el coche le resultaba muy cómodo para sus desplazamientos, contrató los servicios de un chofer.
Después de varios días de viaje, Einstein le comentó al chofer lo aburrido que era repetir lo mismo una y otra vez.
“Si quiere”, le dijo el chofer, “le puedo sustituir por una noche. He oído su conferencia tantas veces que la puedo recitar palabra por palabra.”
Einstein le tomó la palabra y antes de llegar al siguiente lugar, intercambiaron sus ropas y Einstein se puso al volante. Llegaron a la sala donde se iba a celebran la conferencia y como ninguno de los académicos presentes conocía a Einstein, no se descubrió el engaño.
El chofer expuso la conferencia que había oído a repetir tantas veces a Einstein. Al final, un profesor en la audiencia le hizo una pregunta. El chofer no tenía ni idea de cual podía ser la respuesta, sin embargo tuvo un golpe de inspiración y le contesto:
“La pregunta que me hace es tan sencilla que dejaré que mi chofer, que se encuentra al final de la sala, se la responda”.

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